No sé ustedes, pero yo soy una amante de los métodos, técnicas, trucos o hacks ¿Pero por qué? Sencillamente, si hay un camino más fácil, en una rutina tan ajetreada como la que todos o la mayoría llevamos, es bueno tomarlo. No me mal interpreten, con más fácil me refiero a que se invierte menos tiempo y se obtienen buenos e incluso mejores resultados. Jamás toleraría productos a medias. ¿Cómo podría ser eso beneficioso? Algunos dicen que ser sistemático es malo y hasta tonto, pero si nos tocase escoger entre usar una polea para sacar agua de un pozo o bajar con una escalera, llenar una cubeta y luego subir con ella nadie optaría por la última.
Antes, me enredaba mucho pensando una y otra vez en por qué obtenía malos desenlaces, luego me di cuenta, era porque no había encontrado algo que funcionase. Entonces, para comenzar decidí…
Cambiar de perspectiva. Siempre habrá una persona que hace sin dificultad eso que a ti te cuesta tanto y tienes de nuevo, dos alternativas…Una, enojarte y envidiarlo (sólo drenará tu buena vibra) o dos, observar qué es eso que le facilita el trabajo. A menudo es el amor, la pasión, esa calidad que se brinda a la acción ejecutada, y a veces, sólo práctica. Por lo tanto, hay que aprender de ellos; ver qué les funciona, pensar que a ti también te será eficaz y hacerlo sin pensar mucho. ¿Si a él sí por qué a vos no? Intenta no ser obstinado, recuerda que necesitas confiar en que sí tendrá una buena consecuencia. De todos modos, como dijo Winston Churchill: “Soy optimista, no parece muy útil ser otra cosa”.
Cambia de técnica. Una vez que hayas aceptado que sí hay una manera más fácil de hacer las cosas, puedes cambiar todo lo rudimentario e innovar con las técnicas, que por cierto hay demasiadas para todo. Para estudiar ¡Ay, qué dicha, todas las mnemotecnias! Las lecturas ultra rápidas, método Marie Kondo para doblar ropa, todas las herramientas en Word o PowerPoint para hacer tareas elegantes, los plug-ins o complementos en los navegadores, la meditación… De verdad, que sólo nos hace falta investigar un poco más para invertir tiempo en algo que nos ahorrará mucho y nos permitirá ser más capaces…menos agobiados.
Consistencia. Así que, una vez percatándonos de que no todo tiene que ser más complicado, sólo hace falta mantenernos en ello, haciéndolo una y otra vez para eventualmente deshacernos de esos dolores de cabeza que nos quitan mucho. Como me dijo un buen amigo: “La vida es demasiado corta como para enojarme o sufrir”. A saber, que hasta para desarrollar hábitos hay trucos, de hecho los hábitos son justamente un camino factible hacia el éxito en el cumplimento de metas. Ser consistentes en eso que nos beneficia, es cuidar de nuestra paz mental, y consecuentemente de nuestra salud.
Anhelo que todo lo que hagas sea de calidad, que pongas en práctica todo aquello que te simplifique la vida, para que puedas dejar a un lado la frustración y tengas más deleite en tus diarias faenas. Recuerda confiar en ti, en tener siempre una actitud positiva y de rápida recuperación, con ésto me refiero a que los errores ocurren, pero no tienen por qué ser el final de tu visión, mantén siempre la misma meta, aunque a veces parezca que todo está yendo mal. Pues, deshacerte puedes de todos pero de nada sirve si tu voz interna hace el papel de villana…de ella sólo tú puedes deshacerte y sí que puedes.
Con amor,
Amparo Cribas